La descripción tipos y características lingüísticas
El registro lingüístico utilizado en la descripción debe ser coherente con el tipo de descripción y el público objetivo. La descripción temporal se enfoca en la secuencia de eventos o en la evolución de un proceso. Se revelan sus virtudes, defectos, motivaciones y valores morales.
El lenguaje es denotativo y se evita la subjetividad. La descripción subjetiva, por el contrario, se centra en las impresiones y sentimientos del autor. La etopeya se centra en la descripción del carácter, personalidad y costumbres de un individuo. La elección del registro influye en la credibilidad y la efectividad de la comunicación.
Las características lingüísticas varían según el tipo, empleando adjetivos, comparaciones y metáforas.
Es fundamental la claridad y la organización para facilitar la comprensión. Se emplean términos técnicos y datos verificables para evitar ambigüedades. Enriquece el texto y permite al lector visualizar mejor. Se unen los rasgos físicos con las características psicológicas y morales. Su objetivo es informar de manera precisa, sin transmitir emociones o juicios personales.
El retrato es la combinación de la prosopografía y la etopeya, ofreciendo una descripción completa de una persona. Se mencionan rasgos como la estatura, el color de ojos, el cabello y la forma del rostro. Los adjetivos calificativos aportan información sobre el aspecto, el tamaño, el color y otras características.
Utiliza un lenguaje connotativo, rico en figuras retóricas y adjetivos valorativos. La descripción es un acto de lenguaje que detalla las cualidades de algo o alguien. La descripción espacial se dedica a representar la disposición de elementos en un lugar determinado.
Las comparaciones y metáforas son recursos lingüísticos poderosos en la descripción. La objetividad queda relegada en favor de la expresividad. Su función principal es crear una imagen mental vívida en el receptor.